Las gramíneas forrajeras constituyen la principal fuente de alimentación de los herbívoros tanto domésticos como salvajes ya que crecen de manera espontánea en la mayoría de los potreros.
Se adaptan fácilmente a las variedades del clima y aportan la mayor parte de la materia seca y los carbohidratos consumidos por el animal.
Generalmente las gramíneas son pobres en proteína por tal motivo se recomienda asociarlas con leguminosas.
Pertenecen a la familia de las monocotiledóneas y algunas de sus características son:
- Raíces poco profundas en la mayoría de las especies.
- Tallos cilíndricos que presentan nudos.
- Hojas alternadas con nervaduras paralelas.
- La base de la hoja por lo general envuelve al tallo y terminan en punta.
- Las flores por lo general son espiguillas.
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